domingo, 6 de julio de 2014

LA LÁMINA QUE TOCÓ NUESTRO CORAZÓN Y LA ORACIÓN DE UN NIÑO RESPONDIDA POR EL PADRE



El domingo pasado les contaba lo difícil que había sido ese día para mí.

Anoche mientras terminaba los preparativos de hoy para los tiempos de compartir oraba y suplicaba al Padre para que el Espíritu se pudiera sentir en las clases y pudiera ser una experiencia edificante para todos.

Hoy mientras enseñaba el himno de este mes en el tiempo para compartir de los niños más pequeños (3 a 7 años) una de las láminas hizo que el Espíritu  tocara fuertemente mi corazón.
Entre lágrimas pude testificarles acerca del bautismo y deseo hacerlo con ustedes también, sé que cuando nos bautizamos aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, el convenio es real y por medio de él podremos ser puros para regresar a vivir nuevamente con nuestro Padre Celestial. Sé que algún día  tendremos que ver a Dios cara a cara y seremos juzgados por lo que hagamos en la tierra, por lo tanto debemos comprender que ese momento tan sagrado que hacemos al bautizarnos debemos valorarlo y esforzarnos cada día por cumplirlo. 

Esta fué la lamina que nos causó tan hermoso sentimiento (Fué hecha por la hermana Ingrid lara, de Argentina)
Sé que todos debemos orar al Padre y preguntarle si la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la verdadera y si lo hacemos de corazón él nos contestará y esto nos ayudará a saber que nuestro bautismo es real y que Cristo estará muy feliz de que lo aceptemos en nuestra vida como nuestro Salvador, sé que es así y sé que él nos ama.  
 En ese momento pude darme cuenta que así como yo muchos de los que estábamos en la clase pudieron sentir el mismo Espíritu y la certeza de saber que Cristo vive y que él nos ama y que cuando nos bautizamos él está allí feliz de aceptarnos como sus hijos. 

Pero el momento más hermoso de este día llegó mientras enseñaba la clase del tiempo para compartir de los Valientes (niños de 8 a 11 años). Cuando les mostré las laminas del Profeta José Smith y les pregunté en cuanto a que fue lo que había sucedido aquella mañana cuando Dios el Padre y Jesucristo se presentaron ante él. Uno de ellos comenzó con mucha seguridad en su corazón a explicar cómo José Smith había llegado a ser el restaurados de la Iglesia de Jesucristo y cómo fue que él llegó a ser profeta en la tierra.  

Quizás se pregunten ¿porqué esto podría ser tan importante?, resulta que en los años que tengo trabajando en la primaria como presidenta han sido muchas las oportunidades en las que este pequeño niño nos expresaba que el sabia que Jesucristo era real y que vivía, pero que él no tenía un testimonio de que esta Iglesia fuera la verdadera ni que José Smith de verdad la haya restaurado, nos decía que el oraba al Padre y le preguntaba pero que no recibía respuesta a sus oraciones. Para mí esto era muchas veces motivo de tristeza  porque yo sé que Dios contesta nuestra oraciones y él había contestado la mía, y no entendía como un pequeñito no podía reconocer las respuestas de Dios, sentí muchas veces que como líder y maestra debía ayudarle a reconocer esas respuesta o ver si sus oraciones eran con verdadera intención, expresé este sentimiento a sus Padres en una oportunidad y ellos también están al tanto de lo que ocurría y trataban de ayudarlo. Muchas veces junto con mis consejeras y en forma personal oraba para que él pudiera recibir una respuesta a sus oraciones o reconocer esas respuestas.

Así que cuando él estaba relatando esto el Espíritu me hizo darme cuenta que lo que él estaba haciendo era la oportunidad para ayudarle a reconocer que Dios había respondido sus oraciones, por lo que le pregunté: ¿cómo sabes tú que todo eso que nos estas contando es verdad y que José Smith de verdad fue un profeta? Y él me respondió, porque los templos son una evidencia de que es verdad, así que le pregunté ¿y cómo sabes tú que los templos de verdad son la casa de Dios? Porque  yo sé que son verdaderos y sé que son la casa de Dios. Cuando él dijo esto en mi corazón pude sentir un gozo enorme y supe que el sí tenía un testimonio pero que no se había dado cuenta, así que le dije: te felicito porque ahora si puedes decir que tu sabes que esta es la Iglesia verdadera y que tienes un testimonio de que José Smith si fue un profeta, en seguida el Espíritu toco su corazón y supo que si tenía un testimonio y comenzó a llorar, ambos comenzamos a llorar, le dije que Dios había respondido sus oraciones y que en todo el tiempo que yo tenía en la primaria oraba para que él pudiera saber que la Iglesia es verdadera, por primera vez él se levantó de su silla y me abrazó en llanto de felicidad, le di un beso en su cabeza y le dije que él era un gran joven y Dios lo quería mucho y que yo también.  

Al terminar la clase hablé con sus padres de lo que había pasado y su mamá me dijo que él ya le había dicho con lagrimas en sus ojos que tenía un testimonio de que la Iglesia era verdadera. Juntos nos sentimos felices y su papá me dijo: “por lo menos uno”, recordé que la semana pasada yo les decía que esperaba ver los frutos en por lo menos uno y de todos los que podía haber visto este fue el mayor y el milagro más hermoso que he podido ver  luego de la misión al enseñar a otros.

Estoy feliz, y lo estoy porque una vez más Dios me ha demostrado que él ama a sus hijos y que escucha sus oraciones, lo hizo con este pequeño niño, lo h izo con estos padre, lo hizo con todas aquellas hermanas que han orado por él y lo hizo conmigo, no sólo permitió que hoy se sintiera el Espíritu en la clase, sino que creó por medio de él el momento para que  nuestros testimonios se fortalecieran y no dudáramos  que él es real y que nos escucha y que su Iglesia sí está en la tierra.