El domingo pasado les contaba lo difícil que había sido ese
día para mí.
Anoche mientras terminaba los preparativos de hoy para los
tiempos de compartir oraba y suplicaba al Padre para que el Espíritu se pudiera
sentir en las clases y pudiera ser una experiencia edificante para todos.
Hoy mientras enseñaba el himno de este mes en el tiempo para
compartir de los niños más pequeños (3 a 7 años) una de las láminas hizo que el
Espíritu tocara fuertemente mi corazón.
Entre lágrimas pude testificarles acerca del bautismo y
deseo hacerlo con ustedes también, sé que cuando nos bautizamos aceptamos a
Cristo como nuestro Salvador, el convenio es real y por medio de él podremos
ser puros para regresar a vivir nuevamente con nuestro Padre Celestial. Sé que
algún día tendremos que ver a Dios cara
a cara y seremos juzgados por lo que hagamos en la tierra, por lo tanto debemos
comprender que ese momento tan sagrado que hacemos al bautizarnos debemos
valorarlo y esforzarnos cada día por cumplirlo.
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Esta fué la lamina que nos causó tan hermoso sentimiento (Fué hecha por la hermana Ingrid lara, de Argentina) |
Sé que todos debemos orar al
Padre y preguntarle si la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
es la verdadera y si lo hacemos de corazón él nos contestará y esto nos ayudará
a saber que nuestro bautismo es real y que Cristo estará muy feliz de que lo
aceptemos en nuestra vida como nuestro Salvador, sé que es así y sé que él nos ama.
En ese momento pude darme cuenta que así como yo muchos de
los que estábamos en la clase pudieron sentir el mismo Espíritu y la certeza de
saber que Cristo vive y que él nos ama y que cuando nos bautizamos él está allí
feliz de aceptarnos como sus hijos.
Pero el momento más hermoso de este día llegó mientras
enseñaba la clase del tiempo para compartir de los Valientes (niños de 8 a 11
años). Cuando les mostré las laminas del Profeta José Smith y les pregunté en
cuanto a que fue lo que había sucedido aquella mañana cuando Dios el Padre y Jesucristo
se presentaron ante él. Uno de ellos comenzó con mucha seguridad en su corazón
a explicar cómo José Smith había llegado a ser el restaurados de la Iglesia de
Jesucristo y cómo fue que él llegó a ser profeta en la tierra.
Quizás se pregunten ¿porqué esto podría ser tan importante?,
resulta que en los años que tengo trabajando en la primaria como presidenta han
sido muchas las oportunidades en las que este pequeño niño nos expresaba que el
sabia que Jesucristo era real y que vivía, pero que él no tenía un testimonio
de que esta Iglesia fuera la verdadera ni que José Smith de verdad la haya restaurado,
nos decía que el oraba al Padre y le preguntaba pero que no recibía respuesta a
sus oraciones. Para mí esto era muchas veces motivo de tristeza porque yo sé que Dios contesta nuestra
oraciones y él había contestado la mía, y no entendía como un pequeñito no
podía reconocer las respuestas de Dios, sentí muchas veces que como líder y
maestra debía ayudarle a reconocer esas respuesta o ver si sus oraciones eran
con verdadera intención, expresé este sentimiento a sus Padres en una
oportunidad y ellos también están al tanto de lo que ocurría y trataban de
ayudarlo. Muchas veces junto con mis consejeras y en forma personal oraba para
que él pudiera recibir una respuesta a sus oraciones o reconocer esas
respuestas.
Así que cuando él estaba relatando esto el Espíritu me hizo
darme cuenta que lo que él estaba haciendo era la oportunidad para ayudarle a
reconocer que Dios había respondido sus oraciones, por lo que le pregunté:
¿cómo sabes tú que todo eso que nos estas contando es verdad y que José Smith de
verdad fue un profeta? Y él me respondió, porque los templos son una evidencia
de que es verdad, así que le pregunté ¿y cómo sabes tú que los templos de
verdad son la casa de Dios? Porque yo sé
que son verdaderos y sé que son la casa de Dios. Cuando él dijo esto en mi
corazón pude sentir un gozo enorme y supe que el sí tenía un testimonio pero
que no se había dado cuenta, así que le dije: te felicito porque ahora si
puedes decir que tu sabes que esta es la Iglesia verdadera y que tienes un
testimonio de que José Smith si fue un profeta, en seguida el Espíritu toco su corazón
y supo que si tenía un testimonio y comenzó a llorar, ambos comenzamos a
llorar, le dije que Dios había respondido sus oraciones y que en todo el tiempo
que yo tenía en la primaria oraba para que él pudiera saber que la Iglesia es
verdadera, por primera vez él se levantó de su silla y me abrazó en llanto de
felicidad, le di un beso en su cabeza y le dije que él era un gran joven y Dios
lo quería mucho y que yo también.
Al terminar la clase hablé con sus padres de lo que había
pasado y su mamá me dijo que él ya le había dicho con lagrimas en sus ojos que
tenía un testimonio de que la Iglesia era verdadera. Juntos nos sentimos
felices y su papá me dijo: “por lo menos uno”, recordé que la semana pasada yo
les decía que esperaba ver los frutos en por lo menos uno y de todos los que
podía haber visto este fue el mayor y el milagro más hermoso que he podido
ver luego de la misión al enseñar a
otros.
Estoy feliz, y lo estoy porque una vez más Dios me ha
demostrado que él ama a sus hijos y que escucha sus oraciones, lo hizo con este
pequeño niño, lo h izo con estos padre, lo hizo con todas aquellas hermanas que
han orado por él y lo hizo conmigo, no sólo permitió que hoy se sintiera el
Espíritu en la clase, sino que creó por medio de él el momento para que nuestros testimonios se fortalecieran y no dudáramos
que él es real y que nos escucha y que
su Iglesia sí está en la tierra.