12. Escriba algunos recuerdos que tenga sobre sus abuelos.
Me encantó esta pregunta, mis abuelos y bisabuelos son
personas que han marcado mi vida, y recordarles y hablar sobre ellos es algo
que me encanta.
Comenzaré por mis Bisabuelos paternos:
G. Jacobo Sanoja: Era un hombre que se dedicaba a la
albañilería, sus edificaciones eran muy bonitas. Sus hijos y nietos aprendieron mucho de él en
cuanto al oficio. El murió cuando yo estaba chica aún, pero recuerde que era un
hombre de piel morena, sus manos eran muy arrugaditas y sus uñas era café y muy
largas, era un abuelo muy tierno conmigo, lo sé porque cuando íbamos a visitar
a toda la familia yo sólo esperaba el momento para ir a verle, me encantaba
estar a su lado y observarle y ayudarle en cualquier cosa que me pidiera. Su
muerte fue algo que me afecto mucho a mi corta edad, no recuerdo ninguna
conversación con él, ni siquiera recuerdo su voz, pero sé que algún día lo veré
nuevamente y deseo poder abrazarle y expresarle
lo mucho que lo amo y lo mucho que le he extrañado.
Carlina de Sanoja: Es la esposa de Jacobo. Cuando yo visitaba
a mi abuelo siempre veía a una señora muy seria que le atendía a él y le
preparaba su comida, que olía muy roco por cierto (siempre le hacía caraotas y
tajadas), pero no fue hasta después de la muerte de mi abuelo cuando ella enfermo
muy grave que supe que esa mujer era su esposa y por lo tanto también mi abuela.
Comencé a acercármele, quería conocerla, quería saber más de ella, aunque temía
que ella no quisiera lo mismo. No recuerdo en que momento nos convertimos en
buenas amigas, Sólo sé que hacía lo mismo que con mi abuelo ir a verla cada vez
que iba a donde la familia, recuerdo que al principio iba con mi primo Richard
(un nieto de ella que es contemporáneo conmigo)
Ambos íbamos a clases de música y ella siempre nos decía “no dejen la academia”
refiriéndose a el hecho de estudiar música. A nosotros nos encantaba sentarnos
a sus lado a escucharle contar todos los cuentos de la familia, y ella era
feliz de que nos gustara hablar con ella y reírnos por horas de sus historia,
muchas veces me cantaba sus boleros favoritos, el que siempre recuerdo es uno
que hablaba del “beso de la española” (https://www.youtube.com/watch?v=gCO6OUjpolk)
acá dejo un link de la canción. Cuando cumplí quince años ella no pudo estar en
mi fiesta, antes de hacerse la celebración fui a verla y esa noche ella me
cantó muchos bellos boleros, después me dijo, “si te llevan mariachis a la
fiesta diles que se vayan, que tu no necesitas que te canten porque ya tu
abuela te cantó”, a mi fiesta nunca fueron mariachis, pero en mi corazón
eternamente quedó grabada su temblorosa voz, y un amor por la música, amor por el cual intenté muchas veces “no abandonar
la academia” incluso cuando regresé de misión postulé para estudiar en el
conservatorio José Ángel Lamas de Venezuela en Caracas y quedé, pero tiempo después,
a pocos meses de inscribirme tuve contacto con un joven del cual me enamoré y
tuve que decidir entre “la academia” o tener una familia. Muchos ya saben el
resto de la historia.
Hoy sólo escribiré de ellos, esta semana seguiré escribiendo
del resto de mis abuelos.
Si hay algo de lo que no me arrepiento y nunca lo haré fue de
las horas que les dediqué a esos viejitos lindos, sus muertes fueron algo que
marcó mi vida, y les extraño, pero sé que si tuviese que morir en este momento,
ese par de viejitos serían los primeros en la fila para darme la bienvenida en
el mundo de los espíritu, y seguir escuchando sus cuentos y cantando junto a
ellos. A todas las personas, en especial jóvenes y niños que tengan la
bendición de tener a sus abuelos con vida, siéntense junto a ellos un rato y escúchenles,
no se imaginan la aventura que es hablar
con personas que tienen tanto guardado y lo que más desean es
compartirlo con amor.
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